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La ley y la trampa

Una año más el Real Madrid se enfrenta al inicio de una temporada en la que, si se mantiene la tónica de los últimos años, sabe que parte con varios puntos por debajo del Barcelona. No se trata de seguir quejándonos del célebre "saldo arbitral" favorable a los azulgrana gracias a los árbitros de Villar y Sánchez Arminio, llevamos desde principios de los noventa así y la cosa no se ha movido un ápice. El problema no es que Villar y Sánchez Arminio favorezcan al Barcelona, el problema es que pueden hacerlo, tienen montado el tinglado de tal forma que la cúpula de la RFEF tiene las manos libres para manipular la competición a su antojo, porque ellos hacen una ley que les permite hacer la trampa.

¿Cómo manipulan la competición?

La RFEF controla la competición de dos maneras:
  • Designando los árbitros que pitan cada partido y decidiendo ascensos y descensos a dedo.
  • Evitando la tecnología que pueda impedir las arbitrajes orientados.
La designación de los árbitros corre a cargo de  Victoriano Sánchez Arminio, como presidente del
El Comité Técnico de Árbitros felicitó a Undiano por este arbitraje
Comité Técnico, Evaristo Puentes Leira y Antonio Jesús López Nieto. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Y de sus decisiones, asignar un partido o no a un árbitro, depende que este gane o deje de ganar alrededor de 5.000 euros (3.700 más dietas). El árbitro, como todo empleado espabilado, sabe lo que gusta a su jefe y trata de complacerle. ¿Y qué le gusta a su jefe? Una pista: Esta temporada el comité de árbitros se ha pronunciado dos veces, la primera para abroncar a Muñiz por pitar un penalti dudoso a Pepe en Elche ("puede que tenga problemas familiares" declaró Sánchez Arminio) y la segunda para mostrar su apoyo a Undiano después de convertir en penalty y expulsión de Ramos un piscinazo de Neymar en el último Madrid-Barsa cuando ganaban los blancos, logrando así dar la vuelta al resultado y que la victoria -después de otro penalti muy oportuno- acabara decantándose para el Barcelona. Además de este apoyo del que informaron diferentes medios, Sánchez Arminio denunció ante Competición a Ramos y Cristiano por unas declaraciones después del partido denunciando el arbitraje parcial y ladino del mismo árbitro que había esquilmado un penalty de Mascherano a Cristiano en el partido de ida en Barcelona.

Más descarado imposible, dos únicas salidas públicas del presidente del CTA (Comité Técnico de Arbitros), ambas contra el Real Madrid: Una descalificando al árbitro que le benefició y la otra alabando al que le arrebató gran parte de sus posibilidades de ganar la Liga. El mensaje a sus árbitros no puede ser más claro: Muy ingenuo tiene que ser el colegiado para no ver a favor de quién pitar en caso de duda.

Huyendo de la tecnología

El cinismo de Sánchez Arminio queda de manifiesto ya en la carta de presentación del CTA en la página de la RFEF. El tío tiene la santa jeta de proclamar que "el mundo del arbitraje siempre se ha mostrado partidario del uso de los medios tecnológicos sobre los terrenos de juego". ¡Y el mes pasado salió en varios periódicos una noticia que decía que Sánchez Arminio frenaba en seco el uso del spray! (El mismo que la FIFA está utilizando a modo de prueba en este Mundial).



Dice Sánchez Arminio que el arbitraje es "partidario del uso de los medios tecnológicos".
Pues no señor, ni la FIFA es partidaria del uso de medios tecnológicos que permitan acabar con los errores arbitrales, ni mucho menos el CTA español. Se acabaría su poder, el día en que no puedan evitar que el Brasil o la Corea de turno puedan caer a la primera de cambio en sus mundiales respectivos, con árbitros "exóticos" del pelaje del egipcio Al Ghandur, de triste recuerdo por el atraco que metió a España en Corea ante la anfitriona, o el japonés  Yuichi Nishimura que dio los tres primeros puntos a Brasil contra Croacia en este Mundial 2014, su negocio se va al traste. Van introduciendo cambios poco a poco, en Brasil hemos visto el spray que no quiere Sánchez Arminio en España (no sea que Cristiano se harte de meter goles con barreras colocadas a la distancia reglamentaria) o el "Ojo de halcón" para evitar goles fantasma, que ya lleva un tiempo usándose en la Premier. Pero se niegan a lo que sería fundamental y ya se hace en otros deportes: Que los árbitros puedan acceder a repeticiones de jugadas para evitar errores, sobre todo, en el fuera de juego o los penaltis.

Pero claro, con repeticiones, Undiano Mallenco hubiera tenido que pitar aquel penalty de Mascherano a Cristiano Ronaldo en Barcelona y no hubiera podido sancionar el de Neymar y la expulsión de Ramos en Madrid, con lo que los seis puntos que ha sacado el Barsa en Liga a los blancos en sus dos enfrentamientos, se hubieran convertido en un punto para ellos y cuatro para los blancos.

El sorteo no es suficiente.

Desde hace un tiempo se viene escuchando que el Real Madrid quiere volver al sistema de sorteo para designar los árbitros, a que el Comité seleccione a tres árbitros y que la suerte decida cual pita un partido. Eso no sirve, porque para un Madrid Barcelona propondrían a Undiano, Clos y uno de los hermanos Teixeira, con lo que estaríamos en las mismas. Y no sólo eso: Mientras Sánchez Arminio controle ascensos y descensos de árbitros, en Primera estarán los más dóciles, los que mejor se plieguen a los deseos y gustos de los que deciden que puedan tener un sueldo de unos 200.000 euros al año, o que bajen a categorías inferiores donde los ingresos son sensiblemente inferiores. El sorteo no basta si todas las bolas son del color azulgrana que tanto gusta a Villar y Sánchez Arminio.

La LFP

La solución está en la Liga de Fútbol Profesional, ese organismo tan denostado por la prensa española desde que a su presidente Javier Tebas se le ocurrió intentar que de los millones y millones que se reparten los La Morena, Lama, González, etc. cayera algo en los clubes de fútbol que generan ese gran negocio de los carruseles deportivos. Desde entonces, palo va, palo viene y cada vez que rozan LFP y RFEF, la prensa pone a parir a Tebas y da toda la razón a Villar. El caso es que la Liga (los clubes de Primera y Segunda) paga a los árbitros, pero es Sánchez Arminio quién manda en ellos. En este caso también estamos a años luz de la Premier donde los árbitros dependen de la Liga, no de la Federación.

Un sistema perfectamente plausible sería que los clubes puntuaran a los árbitros y que esa puntuación fuera el criterio para decidir a final de año ascensos y descensos. Así, si un Clos Gómez se empeña en que el Barcelona siga sin perder un partido pitado por él, obtendrá buenas puntuaciones de "su" equipo, pero los otros diecinueve clubes acabarán mandándole a Segunda.

Este verano se negociará el nuevo convenio entre Liga y Federación. Tecnología y designación de los árbitros están sobre la mesa. El Real Madrid debe echar el resto si quiere aspirar a algo tan básico como intentar competir en igualdad de condiciones con sus rivales.

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