Soy uno de esos madridistas que no odia al Real Madrid, ni a sus jugadores, ni a cualquiera que de una forma u otra represente al club. Supongo que habrá muchos como yo, pero debemos ser muy poco ruidosos y se nos oye menos que los que piden cabezas de protagonistas con un ansia que ni George R. R. Martin, por lo que hay veces que creo que soy un bicho raro. Porque el caso es que tampoco soy oficialista, de hecho se me bloquea mucho en Twitter en el entorno primaveral y alrededores. Vamos, que ni odio a los jugadores (de hecho quiero a algunos) ni trago con la infabilidad de FloPer. Desde que tengo uso de razón sólo he deseado no volver a ver con la camiseta del Real Madrid a tres jugadores: Martín Vázquez (y no sabía entonces que llegaría a convertirse en la víbora viperina que predica hoy un odio cerval contra el club que le dio todo), Casillas y Ramos. En ninguno de los casos fue por su rendimiento en el campo, sino por sus maniobras fuera. Ni Cristiano Ronaldo se libra de los q...