Durante los últimos tres años el madridismo ha asistido a un fenómeno hasta ahora desconocido para los que no llegamos a vivir la época de Santiago Bernabéu: Alguien del Real Madrid hablaba claro y sin tapujos en defensa del club. Nada de los circunloquios ingeniosos pero fatuos de Valdano, nada de la corrección política de Butragueño y menos aún de la exasperante reticencia de Pardeza a denunciar cualquier atropello contra el Madrid (nunca olvidaré cuando, viendo la agresión de David Navarro a Cristiano, dijo que el levantinista "levanta el brazo para protegerse"). No, simplemente un tipo que cuando se maltrataba al Real Madrid lo denunciaba y señalaba al ofensor, alguien que cuando sentía que nos robaban denunciaba al ladrón y al sistema que permitía los atracos. En su primer año Mourinho señaló lo que él veía como lacras en el Real Madrid que le impedían estar a la altura que le corresponde por la expectación que despierta en el mundo. No dudó en enfrentarse con la U...