Publicado en Madridismo Subversivo:
"Con un tonto ni a los toros, que te quema con el puro" dice un amigo mío que sostiene que ante un canalla te puedes defender porque le ves venir, pero que con un tonto estás perdido porque te la lía en cualquier momento, incluso cuando se cree que te hace un favor. Hablar de tontos y de toros me trae a la memoria el célebre episodio de Sergio Ramos abandonando el Bernabéu en pleno partido para irse a la Plaza de las Ventas a ver a su amigo Talavante encerrarse con 6 toros. Y no fue discreto, no; nada de meterse en un tendido con gorra y gafas de sol para pasar desapercibido: En barrera y dando el cante, como un personaje de postín.
Ramos es un buen defensa, incluso un gran defensa, pero él cree que es el mejor defensa del mundo. Y más aún, cree que es un gran centrocampista, un hábil distribuidor de juego y un portentoso cabeceador (Ruiz Quintano, @iruizquintano en twitter, dice que a veces se cree Baresi, Koeman o Luiz Pereira). El caso es que Ramos se ha convertido en un caso paradigmático de "Principio de Peter", aquel que dice que todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar su máximo nivel de incompetencia: Ramos ha ascendido a un lugar en el Real Madrid, capitán y titular indiscutible, que está muy por encima de sus capacidades. Y al final pasa lo que también anuncia el "Principio de Peter": Hay que contratar a alguien para que haga lo que hacía el ascendido y soportar que éste gane mucho más de lo que realmente vale en su nueva situación... hasta que acaba de patitas en la calle.
Lo advertía Karanka esta semana: "Ramos es muy bueno, podría ser mejor... pero es Sergio". Y acierta, si Ramos se conformara con seguir siendo el gran defensa que ha llegado a ser, podría completar una carrera llena de éxitos en el Real Madrid, pero si insiste en tirar pases de treinta metros como si fuera Xabi Alonso, sin llegar jamás a destino, o en subir a rematar todo de cabeza con un porcentaje de goles marcados por balones rematados que debe ser el peor desde que se aplica la estadística al fútbol, acabará destacando más por sus carencias que por sus virtudes.
El problema de Ramos son los elogios y su poca inteligencia para digerirlos. Aparte del periodismo pesebrero del "campeón-duropa-campeón-delmundo" que recita como un mantra que es el mejor defensa del mundo, su novia Pilar Rubio dice que ¡le aporta sabiduría! y toda España se parte de risa (supongo que ella no, que se contendrá) toda menos él, que se infla satisfecho de que se sepan apreciar sus virtudes. La tropa de gorrones que aparece en las fotos que publica de sus juergas flamencas, le jalean cuando hace maullar a la guitarra, pero él se cree poseedor del "duende" que le atribuyen y provoca la vergüenza ajena de madridistas y regocijo de antis, desafinando y maltratando las cuerdas de una guitarra en una aparición sorpresa en El Hormiguero.
Lo mismo con su felicitación navideña de hace un año. Estoy convencido de que alguien le tuvo que advertir de que su "Jai güi joup ol yu jab..." era simplemente ridículo, pero su "entorno" le diría que sonaba fantástico y que sus fans angloparlantes (que en realidad debieron pensar que hablaba en árabe) lo iban a agradecer. Al final fue tan objeto de mofa como el posterior "relaxing cup of coffe" de otra que debe repetirse con parecida frecuencia aquello de "porque yo lo valgo".
Y es que Ramos sabe de todo y por tanto no se deja corregir. Un ejemplo lo vimos en aquella portada de Marca con una conversación filtrada en la que Ramos decía a Mourinho (reconocido varios años como el mejor entrenador del mundo) que él no entendía que los defensas cambiasen el marcaje sobre la marcha porque no había sido jugador. Y qué decir sobre su forma de ejercer la capitanía defendiendo a sus compañeros, baste recordar otra portada en que "casualmente" el fotógrafo del mismo Marca captaba que llevaba la camiseta de Özil debajo de la suya para dedicarle un gol que, me temo, estaba convencido que iba a marcar.
Pero lo peor de todo es que Ramos se cree también con dotes como para gestionar la política informativa del Real Madrid. Así aprovechó el año pasado un parón de selecciones, porque Mourinho tenía prohibidas las entrevistas, para tirarse una hora de risas con su amigo Manolo Lama, al que buena parte de la afición pide que se prohíba la entrada al Bernabéu, en un programa de radio desde el que se vejaba a diario al Real Madrid, sus técnicos y parte de sus jugadores.
Hablando de radios, el otro día escuché (creo que en El Radio) a Paco García Caridad, cuya mente enferma no para de maquinar diatribas contra el Real Madrid, anunciar que Ramos iba a ir a Radio Marca a ser entrevistado. No me creo nada de lo que diga Caridad y menos que un jugador del Madrid vaya a romper el veto que en la práctica ha hecho el club a este medio que ha hecho del antimadridismo su razón de ser (y así les va), ignorándola tanto cuando Florentino ha hecho un recorrido por todas las emisoras, como cuando lo ha hecho Ancelotti.
No me lo creo, pero claro, si no hubiera visto a Ramos en la barrera de las Ventas no me hubiera creído que un jugador del Real Madrid podía escaparse del Bernabéu en pleno partido para irse a los toros. Y vuelvo al principio: "Con un tonto, ni a los toros que te quema con el puro" o "...ni a las Cibeles, que te tira la Copa debajo del autobús".
"Con un tonto ni a los toros, que te quema con el puro" dice un amigo mío que sostiene que ante un canalla te puedes defender porque le ves venir, pero que con un tonto estás perdido porque te la lía en cualquier momento, incluso cuando se cree que te hace un favor. Hablar de tontos y de toros me trae a la memoria el célebre episodio de Sergio Ramos abandonando el Bernabéu en pleno partido para irse a la Plaza de las Ventas a ver a su amigo Talavante encerrarse con 6 toros. Y no fue discreto, no; nada de meterse en un tendido con gorra y gafas de sol para pasar desapercibido: En barrera y dando el cante, como un personaje de postín.
Sergio Ramos en la barrera de la Plaza de las Ventas |
Ramos es un buen defensa, incluso un gran defensa, pero él cree que es el mejor defensa del mundo. Y más aún, cree que es un gran centrocampista, un hábil distribuidor de juego y un portentoso cabeceador (Ruiz Quintano, @iruizquintano en twitter, dice que a veces se cree Baresi, Koeman o Luiz Pereira). El caso es que Ramos se ha convertido en un caso paradigmático de "Principio de Peter", aquel que dice que todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar su máximo nivel de incompetencia: Ramos ha ascendido a un lugar en el Real Madrid, capitán y titular indiscutible, que está muy por encima de sus capacidades. Y al final pasa lo que también anuncia el "Principio de Peter": Hay que contratar a alguien para que haga lo que hacía el ascendido y soportar que éste gane mucho más de lo que realmente vale en su nueva situación... hasta que acaba de patitas en la calle.
Lo advertía Karanka esta semana: "Ramos es muy bueno, podría ser mejor... pero es Sergio". Y acierta, si Ramos se conformara con seguir siendo el gran defensa que ha llegado a ser, podría completar una carrera llena de éxitos en el Real Madrid, pero si insiste en tirar pases de treinta metros como si fuera Xabi Alonso, sin llegar jamás a destino, o en subir a rematar todo de cabeza con un porcentaje de goles marcados por balones rematados que debe ser el peor desde que se aplica la estadística al fútbol, acabará destacando más por sus carencias que por sus virtudes.
El problema de Ramos son los elogios y su poca inteligencia para digerirlos. Aparte del periodismo pesebrero del "campeón-duropa-campeón-delmundo" que recita como un mantra que es el mejor defensa del mundo, su novia Pilar Rubio dice que ¡le aporta sabiduría! y toda España se parte de risa (supongo que ella no, que se contendrá) toda menos él, que se infla satisfecho de que se sepan apreciar sus virtudes. La tropa de gorrones que aparece en las fotos que publica de sus juergas flamencas, le jalean cuando hace maullar a la guitarra, pero él se cree poseedor del "duende" que le atribuyen y provoca la vergüenza ajena de madridistas y regocijo de antis, desafinando y maltratando las cuerdas de una guitarra en una aparición sorpresa en El Hormiguero.
Lo mismo con su felicitación navideña de hace un año. Estoy convencido de que alguien le tuvo que advertir de que su "Jai güi joup ol yu jab..." era simplemente ridículo, pero su "entorno" le diría que sonaba fantástico y que sus fans angloparlantes (que en realidad debieron pensar que hablaba en árabe) lo iban a agradecer. Al final fue tan objeto de mofa como el posterior "relaxing cup of coffe" de otra que debe repetirse con parecida frecuencia aquello de "porque yo lo valgo".
Y es que Ramos sabe de todo y por tanto no se deja corregir. Un ejemplo lo vimos en aquella portada de Marca con una conversación filtrada en la que Ramos decía a Mourinho (reconocido varios años como el mejor entrenador del mundo) que él no entendía que los defensas cambiasen el marcaje sobre la marcha porque no había sido jugador. Y qué decir sobre su forma de ejercer la capitanía defendiendo a sus compañeros, baste recordar otra portada en que "casualmente" el fotógrafo del mismo Marca captaba que llevaba la camiseta de Özil debajo de la suya para dedicarle un gol que, me temo, estaba convencido que iba a marcar.
Pero lo peor de todo es que Ramos se cree también con dotes como para gestionar la política informativa del Real Madrid. Así aprovechó el año pasado un parón de selecciones, porque Mourinho tenía prohibidas las entrevistas, para tirarse una hora de risas con su amigo Manolo Lama, al que buena parte de la afición pide que se prohíba la entrada al Bernabéu, en un programa de radio desde el que se vejaba a diario al Real Madrid, sus técnicos y parte de sus jugadores.
Hablando de radios, el otro día escuché (creo que en El Radio) a Paco García Caridad, cuya mente enferma no para de maquinar diatribas contra el Real Madrid, anunciar que Ramos iba a ir a Radio Marca a ser entrevistado. No me creo nada de lo que diga Caridad y menos que un jugador del Madrid vaya a romper el veto que en la práctica ha hecho el club a este medio que ha hecho del antimadridismo su razón de ser (y así les va), ignorándola tanto cuando Florentino ha hecho un recorrido por todas las emisoras, como cuando lo ha hecho Ancelotti.
No me lo creo, pero claro, si no hubiera visto a Ramos en la barrera de las Ventas no me hubiera creído que un jugador del Real Madrid podía escaparse del Bernabéu en pleno partido para irse a los toros. Y vuelvo al principio: "Con un tonto, ni a los toros que te quema con el puro" o "...ni a las Cibeles, que te tira la Copa debajo del autobús".
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