Álvaro Arbeloa es uno de los últimos hilos que atan al actual Real Madrid con el espíritu de rebeldía que llevó al club a romper una inercia derrotista que duraba años y volver a situarlo en el lugar que le corresponde. Arbeloa es un nexo de unión, no con el mourinhismo como le acusan sus detractores, sino con el espíritu de lucha en el campo y en los entrenamientos, en el respeto a las decisiones del entrenador y en la defensa del escudo y la camiseta que son las marcas de identidad del Real Madrid desde los años lejanos en que el desaparecido Di Stéfano marcó los fundamentos de la actual Leyenda Blanca.
Álvaro Arbeloa ha sido un jugador básico en el ciclo actual del Real Madrid en el que se ha pasado de estar temporadas en blanco a la sombra del Barcelona en España y sin pasar de octavos en Europa, a romper la hegemonía azulgrana en las competiciones nacionales y estar cuatro años consecutivos en semifinales de Champions, alcanzando el titulo la pasada temporada.
Las armas que ha empleado el Real Madrid para romper la inercia de derrotas fueron apelar al orgullo, rebelarse ante una situación que había llegado al esperpento de que Schuster anunciara que iban al Camp Nou sabiendo que era imposible ganar, y no conformarse con nada que no significase la vuelta del club a su lugar histórico en la cima del fútbol mundial. Para alcanzar estos objetivos no bastaba con la calidad de la plantilla, como se vio el año de Pellegrini, hacía falta también carácter, ese no admitir la derrota jamás, ese dejarse todo hasta el último suspiro con el que se han escrito tantas páginas gloriosas del Madrid y que tan bien representa Arbeloa.
El actual ciclo del Real Madrid coincide con el segundo mandato de Florentino Pérez, que empezó en verano 2009, momento en el que también Álvaro Arbeloa regresa a su club de origen tras su paso por Deportivo y Liverpool FC. En la primera temporada de este ciclo llegan, junto a Álvaro, Xabi Alonso, Cristiano Ronaldo, Benzema, Kaká y Albiol. Los resultados no acompañaron, bajo la dirección técnica de Pellegrini se cayó en Copa ante el Alcorcón y en octavos de Champions League ante el Olympic de Lyon. Sin embargo quedaban puestos los cimientos para un equipo destinado a crecer en las años siguientes. En esta temporada Arbeloa jugó entrando por Sergio Ramos en el lateral derecho.
En el segundo año Florentino se da cuenta de que el club no puede seguir pasando temporadas en blanco y apuesta por José Mourinho, un entrenador de perfil muy diferente a los de sus anteriores proyectos, pero que considera una garantía de ganar esos títulos tan necesarios. El portugués, tras sufrir un humillante 5-0 en el Camp Nou, se da cuenta de que no se podía jugar a lo que quieren Guardiola y los coros periodísticos que cantan sus alabanzas. Todo lo contrario, había que ir contra ellos a cara de perro (de hiena, como aquel video injurioso de la televisión pública catalana), había que impedir que hicieran el juego con el que sentían cómodos y, sobre todo, sacarles de quicio.
Arbeloa en su salsa
Mourinho consiguió implicar a toda la plantilla en su empeño, basta recordar a Casillas palmeándose la cara para reprochar al árbitro su parcialidad con los barcelonistas, o a Ramos soltando una bofetada a Xavi cuando se iba hacia el túnel de vestuarios expulsado. Pero mientras unos hacían de "malos" de manera más o menos forzada, Arbeloa estaba en su salsa, cuanto mas subía la tensión, más a gusto se encontraba en aquellos partidos. Además, con Mourinho pasó de sustituto de Sergio Ramos a titular cuando el sevillano pasó al centro de la defensa, con lo que su protagonismo en los Real Madrid - Barcelona creció hasta convertirse en un jugadores clave para Mourinho y, al mismo tiempo, en el enemigo público número uno de barcelonistas y prensa afín al "régimen guardiolista" (el 90%).
Todos sabemos como sigue la historia. El Real Madrid acabó arrasando en la Liga en la segunda temporada de Mourinho, Guardiola acabó pegando la "espantá" y se dio un giro de 180 grados en la inercia de los partidos Madrid - Barcelona, siendo el Real Madrid quién encadenaba los triunfos.
Pero el precio a pagar fue caro. Casillas antepuso los intereses de la Selección a los del club y boicoteó la estrategia agresiva implantada por Mourinho con la famosa llamada a Xavi, que el mismo reconoció, con el pretexto de que "la estábamos cagando". Y al año siguiente, división en la plantilla, chantajes al club "Presi, o Mou o nosotros", año en blanco y salida de Mourinho. Arbeloa se pronunció públicamente en favor del entrenador y se ganó más desprecios e insultos de los Caridad, Roberto Gómez, etc.
Suplencia y lección de Arbeloa
Con Ancelotti Arbeloa pierde parte del protagonismo que tuvo con Mourinho y poco a poco va cediendo su sitio a Dani Carvajal. En contraste con Casillas que no asume la suplencia, amenaza con salir (amaga, pero no da) y consiente una campaña infame de su prensa afín contra Diego López, Álvaro Arbeloa respalda en todo al jugador que le sienta en el banquillo y no hace otro gesto de disconformidad con su situación que no sea machacarse en los entrenamientos. Arbeloa ha dado otra lección más, si respaldaba a Mourinho no era por ser mourinhista, simplemente aceptaba las decisiones de su entrador, fuera éste el portugués o fuera Ancelotti, con sitio fijo en el once o compartiendo puesto con otro jugador.
Así llegamos a este verano. Diego López abandona el club por motivos que no tienen nada que ver con su esfuerzo, compromiso y calidad; Di María (un mercenario sí, pero un mercenario al que quería el entrenador) se va sembrando dudas sobre los criterios de confección de la plantilla, Casillas se hace con la titularidad pese a estar convirtiéndose en un portero de risa, y empiezan a sonar rumores de salida de Xabi Alonso y el propio Álvaro, curiosamente los que la prensa considera los últimos reductos del mourinhismo en el Real Madrid.
Limpia y blanca que no empaña.
La salida de Arbeloa sería catastrófica para el Real Madrid, supondría perder una seña de identidad. Su baja no se notaría en números como los que parece que obligan al entrenador a alinear a Casillas, ni en la calidad aparente del once que saldría al campo, pero sí en el vestuario donde su influencia y ejemplo para los recién llegados es una lección práctica de lo que es el Real Madrid, un equipo único en el mundo.
Que Casillas ha ganado el pulso a los que mantuvieron la disciplina y el respeto al anterior entrenador es innegable. Por eso precisamente es vital que siga Arbeloa, para que haya un ejemplo de que el alma del Real Madrid está por encima de directivas, técnicos y jugadores y que, aunque momentáneamente prevalezcan otros intereses, siempre habrá alguien que levante esa bandera "limpia y blanca que no empaña".
Álvaro Arbeloa ha sido un jugador básico en el ciclo actual del Real Madrid en el que se ha pasado de estar temporadas en blanco a la sombra del Barcelona en España y sin pasar de octavos en Europa, a romper la hegemonía azulgrana en las competiciones nacionales y estar cuatro años consecutivos en semifinales de Champions, alcanzando el titulo la pasada temporada.
Las armas que ha empleado el Real Madrid para romper la inercia de derrotas fueron apelar al orgullo, rebelarse ante una situación que había llegado al esperpento de que Schuster anunciara que iban al Camp Nou sabiendo que era imposible ganar, y no conformarse con nada que no significase la vuelta del club a su lugar histórico en la cima del fútbol mundial. Para alcanzar estos objetivos no bastaba con la calidad de la plantilla, como se vio el año de Pellegrini, hacía falta también carácter, ese no admitir la derrota jamás, ese dejarse todo hasta el último suspiro con el que se han escrito tantas páginas gloriosas del Madrid y que tan bien representa Arbeloa.
El actual ciclo del Real Madrid coincide con el segundo mandato de Florentino Pérez, que empezó en verano 2009, momento en el que también Álvaro Arbeloa regresa a su club de origen tras su paso por Deportivo y Liverpool FC. En la primera temporada de este ciclo llegan, junto a Álvaro, Xabi Alonso, Cristiano Ronaldo, Benzema, Kaká y Albiol. Los resultados no acompañaron, bajo la dirección técnica de Pellegrini se cayó en Copa ante el Alcorcón y en octavos de Champions League ante el Olympic de Lyon. Sin embargo quedaban puestos los cimientos para un equipo destinado a crecer en las años siguientes. En esta temporada Arbeloa jugó entrando por Sergio Ramos en el lateral derecho.
Arbeloa desquicia a Messi |
Arbeloa en su salsa
Mourinho consiguió implicar a toda la plantilla en su empeño, basta recordar a Casillas palmeándose la cara para reprochar al árbitro su parcialidad con los barcelonistas, o a Ramos soltando una bofetada a Xavi cuando se iba hacia el túnel de vestuarios expulsado. Pero mientras unos hacían de "malos" de manera más o menos forzada, Arbeloa estaba en su salsa, cuanto mas subía la tensión, más a gusto se encontraba en aquellos partidos. Además, con Mourinho pasó de sustituto de Sergio Ramos a titular cuando el sevillano pasó al centro de la defensa, con lo que su protagonismo en los Real Madrid - Barcelona creció hasta convertirse en un jugadores clave para Mourinho y, al mismo tiempo, en el enemigo público número uno de barcelonistas y prensa afín al "régimen guardiolista" (el 90%).
Todos sabemos como sigue la historia. El Real Madrid acabó arrasando en la Liga en la segunda temporada de Mourinho, Guardiola acabó pegando la "espantá" y se dio un giro de 180 grados en la inercia de los partidos Madrid - Barcelona, siendo el Real Madrid quién encadenaba los triunfos.
Pero el precio a pagar fue caro. Casillas antepuso los intereses de la Selección a los del club y boicoteó la estrategia agresiva implantada por Mourinho con la famosa llamada a Xavi, que el mismo reconoció, con el pretexto de que "la estábamos cagando". Y al año siguiente, división en la plantilla, chantajes al club "Presi, o Mou o nosotros", año en blanco y salida de Mourinho. Arbeloa se pronunció públicamente en favor del entrenador y se ganó más desprecios e insultos de los Caridad, Roberto Gómez, etc.
Suplencia y lección de Arbeloa
Arbeloa abraza al jugador que le ha quitado la titularidad. Un ejemplo |
Así llegamos a este verano. Diego López abandona el club por motivos que no tienen nada que ver con su esfuerzo, compromiso y calidad; Di María (un mercenario sí, pero un mercenario al que quería el entrenador) se va sembrando dudas sobre los criterios de confección de la plantilla, Casillas se hace con la titularidad pese a estar convirtiéndose en un portero de risa, y empiezan a sonar rumores de salida de Xabi Alonso y el propio Álvaro, curiosamente los que la prensa considera los últimos reductos del mourinhismo en el Real Madrid.
Limpia y blanca que no empaña.
La salida de Arbeloa sería catastrófica para el Real Madrid, supondría perder una seña de identidad. Su baja no se notaría en números como los que parece que obligan al entrenador a alinear a Casillas, ni en la calidad aparente del once que saldría al campo, pero sí en el vestuario donde su influencia y ejemplo para los recién llegados es una lección práctica de lo que es el Real Madrid, un equipo único en el mundo.
Que Casillas ha ganado el pulso a los que mantuvieron la disciplina y el respeto al anterior entrenador es innegable. Por eso precisamente es vital que siga Arbeloa, para que haya un ejemplo de que el alma del Real Madrid está por encima de directivas, técnicos y jugadores y que, aunque momentáneamente prevalezcan otros intereses, siempre habrá alguien que levante esa bandera "limpia y blanca que no empaña".
Excelente y Cierto...
ResponderEliminarVergonzoso!
ResponderEliminarDeja de hacer daño al que seguro ni es tu equipo.
ResponderEliminarArbeloa de los peores....deberia irse ya...
ResponderEliminarGran articulo
ResponderEliminarLos leo siempre
Gracias a dios hay gente del madrid que escribe cosas interesantes.
Enhorabuena