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Simply the best

Carlo Ancelotti es el mejor entrenador que puede tener el Real Madrid. No hay otro técnico en el mundo en estos momentos que reúna cualidades más adecuadas para llevar adelante el proyecto actual de la mayor entidad deportiva del planeta. Es el técnico idóneo para desarrollar de una vez un proyecto duradero, algo que parecía que podría lograr Mourinho, pero que finalmente se quedó en dos años de trabajo y un tercero de acoso y derribo al proyecto, desde dentro y fuera del club.

Lo cierto es que en los últimos diez años el Real Madrid ha tenido once entrenadores: Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello, Schuster, Juande Ramos, Pellegrini, Mourinho y Ancelotti y los títulos conquistados en este periodo han sido tres Ligas, una Copa y dos Supercopas, un resultado decepcionante para la que, repito, es la mayor entidad deportiva del mundo.

A nadie se le escapa que el Madrid necesita continuidad e insisto en que Ancelotti es la mejor elección que podía hacer el club.

Resultados
(Fuente wikipedia)

Lo primero (casi lo único) que cuenta en el fútbol son los resultados: Ancelotti ha ganado la Liga en Italia, Inglaterra y Francia, mientras que en competiciones internacionales destacan dos Champions League con el Milan.

(No me puedo resistir a volver a recordar al tal Merchán, el representante de Radio Marca en Málaga, que decía que Ancelotti "de títulos nada de nada", tal y como recoge El Radio de Richard Dees en su cabecera. Y este tío vive de esto, de informar sobre fútbol).

Junto a sus títulos como entrenador conviene recordar los que tiene como jugador (no para dar la razón a Sergio Ramos que decía a Mourinho que no entendía ciertas jugadas porque no había jugado al fútbol, sino porque en el Milan triunfante de Sacchi, Ancelotti estaba considerado el "entrenador en el campo", el jugador que desarrollaba sobre el terreno las instrucciones del banquillo). Pues bien, como jugador Carlo tiene Ligas con Roma y Milan y dos Copas de Europa con este último.

Ancelotti es, por tanto, uno de los pocos entrenadores del mundo que pueden entrar en la sala de trofeos del Real Madrid sin que le entren sudores fríos: Conoce el peso de la gloria. Pero ¡ojo! los triunfos no le han llegado solos, no existen "ganadores natos" en un mundo tan competitivo como el del fútbol, el entrenador que gana es porque sabe más, porque trabaja más y porque tiene la capacidad de crear equipos técnicos que saben cuidar detalles que ni se imaginan los de los otros clubes.

Sistema

En una entrevista muy recomendable que le hacen en el Finantial Times, Carletto cuenta una anécdota de sus inicios como entrenador en el Parma (su tercer destino tras ser asistente de Arrigo Sacchi en la Selección de Italia y conseguir un ascenso a la Serie A con la Reggiana): Allí tuvo la oportunidad de fichar al gran Roberto Baggio, le ofreció un puesto de delantero, pero el crack le contestó que él se consideraba un media punta, un 10 clásico que no existía en el 4-4-2 con el que Arrigo Sacchi había conseguido tantos triunfos con el Milan. Carlo insistió en que le quería como delantero y Baggio acabó en el Bolonia, donde marco 25 goles como media punta.

-¡Perdí 25 goles!- dice Carlo en la entrevista. Y aquel incidente le hizo cambiar de idea, decidió que ningún sistema está por encima de los jugadores.

Y efectivamente, Ancelotti no jugaba igual con la Juve -donde dice que vale con ganar- como en el Milan -donde además hay que tener contento a Berlusconi- (típico chiste de un Carletto que tiene un sentido del humor muy particular). También distingue entre los campeonatos donde ha entrenado, considera -por ejemplo- que en la Premier no se trabajan demasiado las habilidades defensivas o que en Francia predomina el fútbol físico por la gran cantidad de africanos.

Que Ancelotti no sea un fanático del sistema único es un alivio para los madridistas en un campeonato como el nuestro donde hay tanto fundamentalista que, o bien triunfa porque tiene a Messi (y Villar diciendo "¿qué más quieres que te dé, Sandro?") o bien pone a 11 tarugos a hacer el tiki taka y se va a Segunda, eso sí, con el beneplácito y los elogios desmesurados de la prensa del régimen.

No, Carlo no va a caer en la trampa de jugar como quiere Xavi Hernández que le jueguen al Barsa, dedicará el tiempo que necesite para probar los recursos con los que cuenta y acabará dando con el sistema que mejor convenga a sus características. De momento, pese a las pruebas, estamos en el ecuador de la temporada y el Real Madrid está a un punto del liderato en Liga, clasificado en Copa y con una fase de grupos de Champions en la que sólo ha cedido un empate ante la Juventus en Turín.

Profesionalidad

A mí el fichaje de un entrenador para el Real Madrid que más me ha ilusionado en toda mi vida fue el de Capello en su primera etapa. Supuso una revolución en los métodos de trabajo y un cambio radical en cuanto a establecer lo que se esperaba de un profesional del Real Madrid. Capello impuso una auténtica jornada laboral para los futbolistas, se acabó lo de ir a echar un par de horas por la mañana a la Ciudad Deportiva y luego salir cada uno por un lado, no: impuso la jornada partida con comida con todo el equipo y siesta.

Curiosamente en la entrevista con Finantial Times, Ancelotti mostraba su sorpresa cuando llegó a París y se encontró con que los jugadores estaban acostumbrados a llegar a los campos de entrenamiento entre 10,30 y 11,00 y se iban a las 13,00 y dice que gracias a la colaboración de Ibrahimovic, del que destaca su profesionalidad, pudo imponer un sistema al que al principio se resistían los jugadores. Justamente lo mismo que le había ocurrido a Capello cuando llegó al Real Madrid en 1996. Y es que al fin y al cabo, Ancelotti y Capello han aprendido en la misma escuela, la de Milanello, donde el trabajo y la planificación son la base de los muchos triunfos que ha obtenido el equipo que más se acerca al Real Madrid en número de Copas de Europa.

Carácter

Ancelotti reprocha a Ramos que se dejara coger la espalda
En lo que no se parecen en absoluto Ancelotti y Capello es en el carácter. Carlo puede engañar, su sentido del humor y su amabilidad pueden hacer pensar que es un entrenador permisivo, pero nada más lejos de la realidad. Ancelotti exige un compromiso absoluto de sus jugadores y no duda de poner como ejemplo a los más profesionales, en el caso del Real Madrid a Cristiano Ronaldo al que elogia, no sólo para acariciar su ego -que también- sino para marcar al resto el listón de lo exigible. En cuanto a señalar a un jugador cuando se lo merece, baste recordar la bronca que echó a Sergio Ramos cuando le expulsaron contra el Galatasaray por derribar a un contrario que le había ganado la espalda, una bronca que recogieron las cámaras y que si la hubiera echado Mourinho -más siendo Ramos, el campeón "duropa" y del mundo- hubieran salido hordas de periodistas con antorchas para quemarlo en la plaza pública.

Entorno

La cacería de la prensa contra Ancelotti está desatada aunque de momento se pueda considerar de baja intensidad y se limita a pullas del tipo "este tío viene domado por Berslusconi" que dice De la Morena o el apelativo de "bizcochable" que le endosa Relaño. Otros ataques como el desencadenado por su supuesto arrepentimiento por vender a Ozil, recogido por una revista del Golfo Pérsico y que ha provocado portadas, reportajes y editoriales de AS, son sólo una muestra de la hostilidad latente de la "prensa madridista" y su predisposición para aprovechar cualquier resquicio para atacar al Real Madrid.

Carlo ha concedido entrevistas a medios hostiles (también lo hizo Mourinho en su primer año), pero ha mantenido las decisiones del de Setúbal que levantaron en armas a la canalla de mantenerlos apartados de los entrenamientos y del avión del equipo. Y en las ruedas de prensa, si bien mantiene un trato exquisito con los periodistas y responde con una paciencia franciscana a las mamarrachadas que le pregunta Caridad vía Meana, cuando tiene que decir a un periodista del AS -por la supuesta declaración sobre Ozil- que su periódico "inventa" noticias, lo dice sin ningún reparo.

Peor es la presión que se ejerce contra él por retirar la titularidad a Casillas en Liga, porque aunque a veces parezca que el objetivo de los ataques es Diego López, lo que se busca es usurpar la autoridad del entrenador para decidir su equipo. En el debate de la portería, yo soy de los que quiero a Casillas, no fuera de la portería, sino fuera del Real Madrid, simplemente porque creo que un tipo que ha conspirado con la prensa y el rival contra el proyecto de su club, no puede irse de rositas. Pero también tengo que reconocer que hay gente tan madridista como yo que opina lo contrario y están en su derecho. Lo cierto es que Ancelotti ha conseguido, como él mismo dice, tener a la mejor pareja de porteros del fútbol mundial, que Casillas está en un momento de forma desconocido en los últimos años y que Diego López atraviesa la mejor etapa de su carrera.

No me gusta el apaño, pero peor hubiera sido que cediera a la presión brutal del entorno y Casillas jugara en todas las competiciones. Y lo contrario piensa la otra parte del madridismo: Nadie está contento del todo, pero todos tenemos algo con lo que contentarnos. Esto es un acierto de Carletto.

Caso aparte son los madridistas ciclotímicos (los que pasan de la depresión y el insulto contra Ancelotti a la euforia y celebración anticipada de la Décima en cuestión de minutos), los piperos "underground" (tan intransigentes como los otros, con la particularidad de que a estos sólo les vale lo que ellos califican de "mourinhista", cuando no hay nada más mourinhista que respaldar a tu actual entrenador) y en general el cainismo que asola con tanta frecuencia a la afición del Real Madrid.

También para lidiar con todos nosotros (que a veces somos peores que la canallesca) me parece idóneo Ancelotti, un hombre cuyos rasgos más destacables son su capacidad de análisis de los entornos y su habilidad estratégica para adaptarse a ellos y reconducirlos en beneficio del club.

En definitiva, para ocupar el puesto de entrenador del Real Madrid, hace falta un tipo capaz de ganar la Champions, de tratar con cracks del calibre de Cristiano Ronaldo o personalidades tan dominantes como la de Florentino Pérez; de lidiar con prensa de colmillo retorcido y ponzoñoso y con la afición más pejiguera que se halla encontrado nadie. A lo mejor no se trata de que Carlo Ancelotti sea el más indicado para el puesto, a lo mejor resulta que es el único.

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