La Boda Roja es un episodio de la saga "Canción de Hielo y Fuego" -origen de la serie de televisión Juego de Tronos- en el que una buena parte de los personajes principales son invitados a una boda y durante el banquete son encerrados en el salón y asesinados. La reacción de los lectores de los libros y seguidores de la serie fue desde la indignación a la desolación por la muerte de varios de los protagonistas que tenían por favoritos, pero de poco sirvieron las protestas, la saga y la serie responden a la inventiva del escritor George R. R. Martin, que es quién decide quién vive o quién muere en la historia, porque al fin y al cabo es suya.
Lo mismo ocurre en la Liga española de Fútbol: Villar es el dueño del tinglado y decide quién gana y quién pierde designando los árbitros de los partidos, dictando las instrucciones que han de seguir e imponiendo los premios o castigos que reciben según cumplan las órdenes. Y en la "serie" de Villar también ha habido una "Boda Roja". Al igual que el Rey en el Norte llega confiado a la boda a la que es invitado por Lord Walder y acaba asesinado, el Real Madrid acudió al clásico con una ventaja de puntos y de juego sobre el Barcelona que le hacía aspirar a dejar atrás a un rival directo y acabó masacrado y con los jugadores convencidos de que "alguien no quiere que ganemos la liga".
El caso fue que tras una hora y pico de partido, con el marcador a favor y con más oportunidades de gol que el rival, todo auguraba que el Barcelona iba a quedar a siete puntos y, por tanto, descartado para la lucha por la Liga. Pero aquí viene un golpe de efecto a la altura de los grandes guiones de la HBO: Se repite la jugada clave del partido de la primera vuelta, un jugador pisa el área y cae derribado por el último defensor. Mismo árbitro, misma jugada, con la única diferencia de que el derribo de Mascherano a Cristiano fue reconocido por todo el mundo, mientras que el de Ramos a Neymar es mucho más discutido. Y aquí se ve la mano del autor: Mientras que en Barcelona el árbitro se hizo el sueco (o el noruego, como Tom Henning Ovrebo) en el Bernabéu se tragó el piscinazo de Neymar, pitó pena máxima y dejó al Real Madrid en inferioridad numérica.
Me dirán que esto no puede ser más que una coincidencia, pero la elección caprichosa del mismo árbitro por parte de Villar y la decisión de Neymar de, en lugar de encarar al portero, tirarse confiando en que el árbitro conceda penalty y expulsión, no tienen nada de casual.
Lo que queda es que con el giro de guión el Madrid pasa de ser líder y de tener al alcance de su mano una ventaja de siete puntos a acabar a un punto del Barcelona, ventaja que pierde sólo tres días más tarde en Sevilla quedando dos puntos por detrás (que son tres por el goal-average particular decidido en los dos partidos pitados por Undiano).
El caso fue que tras una hora y pico de partido, con el marcador a favor y con más oportunidades de gol que el rival, todo auguraba que el Barcelona iba a quedar a siete puntos y, por tanto, descartado para la lucha por la Liga. Pero aquí viene un golpe de efecto a la altura de los grandes guiones de la HBO: Se repite la jugada clave del partido de la primera vuelta, un jugador pisa el área y cae derribado por el último defensor. Mismo árbitro, misma jugada, con la única diferencia de que el derribo de Mascherano a Cristiano fue reconocido por todo el mundo, mientras que el de Ramos a Neymar es mucho más discutido. Y aquí se ve la mano del autor: Mientras que en Barcelona el árbitro se hizo el sueco (o el noruego, como Tom Henning Ovrebo) en el Bernabéu se tragó el piscinazo de Neymar, pitó pena máxima y dejó al Real Madrid en inferioridad numérica.
Me dirán que esto no puede ser más que una coincidencia, pero la elección caprichosa del mismo árbitro por parte de Villar y la decisión de Neymar de, en lugar de encarar al portero, tirarse confiando en que el árbitro conceda penalty y expulsión, no tienen nada de casual.
Lo que queda es que con el giro de guión el Madrid pasa de ser líder y de tener al alcance de su mano una ventaja de siete puntos a acabar a un punto del Barcelona, ventaja que pierde sólo tres días más tarde en Sevilla quedando dos puntos por detrás (que son tres por el goal-average particular decidido en los dos partidos pitados por Undiano).
Muchos dirán que no, que la culpa es de Ancelotti por no poner a Casillas, de los laterales que no defienden, de Xabi que está viejo o de Bale que no juega en su sitio. Eso es como decir que Robb Stark no debía haber dejado a sus tropas fuera de la fortaleza y entrar desprotegido a la boda: Por mucho que digan lectores o espectadores, la historia la escribe George R.R. Martin en Juego de Tronos y Angel María Villar en la Liga Española de Fútbol y si el Madrid tiene que caer ante el equipo que el "autor" ha decidido que tiene que quedar campeón, cae y ya nos podemos poner como queramos.
Los spoilers
A diferencia de la saga de Canción de Hielo y Fuego, esta temporada de la Liga de Villar está siendo muy previsible, nada que ver con las primeras temporadas con aquellos finales en Tenerife que dejaban al espectador anonadado. Este año se vio muy pronto de qué iba la cosa. El atraco en septiembre de Muñiz al Sevilla en Barcelona, inventándose una falta que no pudo ver porque no existió (ahí no cabe error a menos que el árbitro sufra una alucinación) para anular un gol al visitante, era un auténtico "spoiler" que anunciaba el final de la temporada con 9 meses de antelación. Y es que el guión es el de los últimos años: El Barsa no juega a nada en la primera mitad de la temporada, pero es llevado en volandas por los árbitros hasta marzo cuando ya está bien rodado y a partir de ahí ganan los partidos sin excesivo protagonismo arbitral.
Es la diferencia de jugar con red, si el Barsa no marca, acude el árbitro en su ayuda; si a pesar de todo tropieza, saben que recuperaran los puntos sin problemas; pero si lo hace el Madrid, como ocurrió en Sevilla, todo está perdido.
Otro avance de lo que iba a pasar esta temporada fue la carta de nada menos que la máxima autoridad del deporte en España titulada "Orgullosos del Barsa", pero para mí el "spoiler" más descarado es el último, el de Gaspart: Nada menos que el vicepresidente de la RFEF dice "deseo que la Liga se juegue en el Barsa - Atleti y que el Madrid esté descartado". Que no dude el señor vicepresidente del tinglado que sus deseos son órdenes para sus subordinados, principalmente los árbitros.
Otro avance de lo que iba a pasar esta temporada fue la carta de nada menos que la máxima autoridad del deporte en España titulada "Orgullosos del Barsa", pero para mí el "spoiler" más descarado es el último, el de Gaspart: Nada menos que el vicepresidente de la RFEF dice "deseo que la Liga se juegue en el Barsa - Atleti y que el Madrid esté descartado". Que no dude el señor vicepresidente del tinglado que sus deseos son órdenes para sus subordinados, principalmente los árbitros.
Cambios en el guión
A veces no todo sale como quieren los que manejan los hilos, puede haber una huelga de guionistas como en Hollywood o puede llegar un Mourinho a la Liga que denuncie los tejemanejes o que consiga una cifra récord de puntos que haga inútiles los esfuerzos de Villar. Aún así esto es una excepción, contra el que se sale del guión se monta una campaña apocalíptica de la prensa mamadora de la RFEF -todos estos a los que Villar lleva de excursión a mundiales, europeos, copas confederaciones, etc- en la que participan hasta infiltrados dentro del propio equipo de Mourinho (los que anteponen la Selección a su club) y al año siguiente todo vuelve a la normalidad.
Este año la novedad es la del artista invitado, el Atlético de Madrid. Pero esto es como la aparición de Steve Buscemi en Los Soprano, sabes que es por una temporada y que acabará con un disparo de escopeta en la cara.
¿Y qué podemos hacer los madridistas?
Los madridistas estamos muy cabreados y confundidos viendo que la calidad del equipo que tenemos no se corresponde con los resultados que obtiene y arremetemos contra unos y otros, muchas veces sin más criterio que el de lo bien que te cae este o aquel técnico o jugador. Yo creo que sería más práctico concentrar los esfuerzos y las denuncias y actuar en tres apartados.
Este año la novedad es la del artista invitado, el Atlético de Madrid. Pero esto es como la aparición de Steve Buscemi en Los Soprano, sabes que es por una temporada y que acabará con un disparo de escopeta en la cara.
¿Y qué podemos hacer los madridistas?
Los madridistas estamos muy cabreados y confundidos viendo que la calidad del equipo que tenemos no se corresponde con los resultados que obtiene y arremetemos contra unos y otros, muchas veces sin más criterio que el de lo bien que te cae este o aquel técnico o jugador. Yo creo que sería más práctico concentrar los esfuerzos y las denuncias y actuar en tres apartados.
- La primero que hay que conseguir es que esto vuelva a ser fútbol, que deje de ser una "ficción" con un guión escrito en los despachos de Villar, Gaspart, Sánchez Arminio o Freixa y que vuelva a tener la emoción que tuvo un día este deporte. Para eso hay que acabar con el despotismo del sistema a la hora de designar árbitros y de decidir quién asciende o desciende de Primera División.
- La segunda es hacer la limpieza que quedó pendiente y echar, por lo menos, a Casillas que ha demostrado que actúa para Villar, no sólo porque conspirara para librarle del incordiante Mourinho, sino porque se pone del lado de la RFEF siempre que puede, bien cuando boicotea estrategias del club para así proteger a la Selección, bien cuando se pone en contra de los compañeros que deciden denunciar los robos arbitrales.
- La tercera es luchar contra la prensa mamadora del régimen en todos los frentes, contrarrestando la consigna de "los grandes no se pueden quejar de los árbitros" quejándonos sin cesar, tensando el ambiente hasta el límite para que se vea que el único grande que no se puede quejar es el que controla el sistema arbitral desde la Federación.
En cualquier caso, todas las medidas que se adopten se tienen que llevar a cabo enérgicamente, de nada sirve decir que el Real Madrid va a pedir que los árbitros se designen por sorteo si no se está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias, cuando Villar se ría en la cara de Florentino y siga poniendo a los Undianos y Clos que le salgan de las narices. De nada sirve quitar a Casillas la titularidad en Liga si el tipo orquesta una brutal campaña de sus cómplices de la prensa para desestabilizar a Diego López. Es inútil retirar a los periódicos las promociones si luego se permite que Cristiano preste su imagen para AS o que unos y otros vayan a hacerle el juego a La Morena o Lama en sus programas de radio.
Hace falta mucha decisión, no bastan parches a medias y si Florentino no se siente con fuerzas, que busque a quién las tenga o que deje paso.
Y una vez que hayamos solucionado los problemas arbitrales, de topos y del acoso mediático, podemos discutir sobre este o aquel lateral porque, mientras no compitamos en igualdad de condiciones es muy difícil saber cuál es el rendimiento real de nuestros jugadores.
Bastante de acuerdo con todo lo que dices, solo recordar que a los de la Ribera del Manzanares y en función de como transcurra su eliminatoria de Champions, todavía se adeudan viejos favores como la cesión de su campo para el aquelarre nacionalista de la final de 2012 tras la negativa de Real Madrid por obras.
ResponderEliminarQuiero decir que en un hipotético caso de descarte de los farsantes, los indios serían la segunda opción para el colectivo arbitral aleccionados por Villar, Gaspart y Sánchez Arminio.
Solo hay que escuchar a Cerezo cuando dice el tópico de la demagogia y de los pelotas, unas veces te dan y otras te quitan.