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Diego López y nada más

Con la Campaña para la Imposición de Casillas en la Portería del Real Madrid, ha pasado como con la publicidad: Nadie reconoce dejarse influir por ella, pero todos señalamos la Coca-Cola como  mejor refresco, Apple como la marca tecnológica más avanzada o Rolex como "peluco" de más categoría.
La Campaña: Con Casillas "milagros", con Diego López "fallos del rival
Y no me refiero al pipero que repite como un mantra lo de "con lo que nos ha dado con el Madrid y con la Selección", no, hablo de los críticos de Casillas, de los que le llaman Topo y claman contra Lama cuando grita "milagro del Santo" o contra las portadas para "dummies" de Relaño.

En ellos la campaña también ha calado, muchos admitieron que Casillas fuera titular en Liga para llegar entrenado a la Final de Champions (¿no hubiera sido más fácil, si estaba mejor entrenado, poner a Diego en Lisboa?) y muchos han llegado a la conclusión de que si se va Casillas es mejor que se vaya también Diego López "para que no haya vencedores ni vencidos". Esta solución que tanta gente comparte es una de las consecuencias de la Campaña: Quienes dicen que Diego debe salir es porque les han convencido de que no es un gran portero. El mensaje repetido y machacón, como en la publicidad, acaba calando en el subconsciente y el slogan "Diego López es un buen portero, pero Casillas es el mejor del mundo" ha acabado haciendo efecto y dejando la impresión de que el gallego es un portero del montón, que se puede sacrificar en aras de una supuesta paz social entre yihadistas y piperos.

"Si de algo me arrepiento es de no haber traído a Diego López antes"

Mourinho pronunció esa frase para fastidiar al casillismo que le echaba del Madrid, pero decía lo que pensaba: El portugués ataca diciendo verdades, que hieren tanto o más que las mentiras. Y es que Diego López es un porterazo, con una envergadura y unos reflejos portentosos y un juego con los pies que le permiten participar en las jugadas como un defensa más y lanzar contras. También tiene defectos, a mi entender se queda demasiado debajo de los palos en jugadas en que podía hacer valer su 1,96 pero, en definitiva, es un portero de élite, moderno y perfectamente capacitado para defender la portería del Real Madrid. Así lo vio Mourinho y por eso le dio la titularidad, así lo ha visto ahora Ancelotti y así lo vio Capello quién no pudo o no se atrevió a quitar a Casillas. 
Paradón de Diego en el derby del Calderón

Diego López ha hecho grandes paradas este año, paradas que me gustaría poder traer aquí, pero que son difíciles de encontrar porque en muchos casos, o coges una captura de pantalla, o te quedas sin verla porque los fotógrafos a los que apostan Campillo y Relaño para captar las posibles cantadas de Diego, acaban todos los partidos apretando el botón "delete" porque no han podido captar ningún fallo del lucense.

Tuvieron su momento con el tiro lejano de Gabi, en el derbi de vuelta de la Liga, que cogió a Diego tapado y el balón entró, aunque no por el centro de la portería como se apresuró a proclamar Santiago Segurola. Ese gol fue repetido "ad nauseam" en los informativos tanto deportivos como generales y se hicieron reportajes fotográficos de la secuencia en la prensa escrita. Sin embargo, de paradas de mérito como un mano a mano contra Diego Costa o un remate de cabeza de Arda Turan que buscaba la escuadra, como mucho una fotito tamaño sello.

Diego es madridismo

Desde que yo tengo uso de razón he identificado el madridismo con el esfuerzo, con una confianza insensata en nuestras posibilidades, con una fe inquebrantable que te hace luchar hasta el 92:48 -no a la desesperada- sino convencido de que vas a meter gol y te vas a llevar la Copa. Eso es así, el madridista aplaude al que se tira para que el balón no salga de banda, no por la repercusión de la jugada, sino por la muestra de compromiso y de lucha. Se aprecia la técnica, sí, pero unida al esfuerzo.

Diego López es un ejemplo de madridismo. El dibujo de sus abdominales, como los jeroglíficos, contienen un mensaje: "Me dejo los huevos para ser titular". Y de su fe en sus posibilidades ¿qué decir? Ningún jugador de fútbol se ha enfrentado jamás a tal campaña de acoso y derribo, cualquiera hubiera hecho la maleta aprovechando el caché que ha obtenido siendo portero titular del Real Madrid el último año y medio y se hubiera ido a otro destino cómodo a ganar unos cuantos millones que le endulzaran la retirada dentro de unos años. Pero él no, él es madridista y confía en sus posibilidades hasta limites temerarios. Y sigue, pase lo que pase, seguro de que tiene lo necesario para ser el portero titular del Real Madrid.

Di Stéfano

Don Alfredo Di Stéfano (este blog se titula con una frase suya -"Che vos, ¿te pesá la lavadora?"- en homenaje a su figura), cuando iba a entrenar o a jugar decía que iba a "la fábrica". Con esta frase se presentaba como un obrero más, un trabajador que como tantos iba a ganarse el sueldo con su esfuerzo. Y daba una lección: De nada sirve ser una figura sino trabajas como el que más.

Las lecciones de Di Stéfano (cuando llegó el Madrid tenía dos Ligas, cuando se fue diez Ligas y cinco Copas de Europa) han marcado la historia posterior del Real Madrid. Hoy unos siguen sus enseñanzas y otros no, unos van a "la fábrica" con el espíritu de Don Alfredo, a trabajar y dar todo, y otros van a "la oficina" a pasar el tiempo haciendo unas llamaditas a sus amiguitos periodistas y cuidadores de césped.

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