El Real Madrid perdió hace muchos años la batalla de la propaganda y eso le ha llevado a perder la guerra de los títulos. Este año ha sido paradigmático: El Barcelona ha estado sancionado sin fichar por hacer trampas en la captación de chicos para su cantera, tenía a su máxima estrella en un proceso judicial por haber defraudado a Hacienda, a su estrella del futuro sumida en otro proceso que ha costado la dimisión de un presidente y la imputación de otro y a saber donde puede llegar por sus ramificaciones tanto en Brasil como aquí; su fichaje más destacado del año es un sujeto que fue expulsado del Mundial de Brasil por volver a morder a un contrario, algo que no ocurría desde que echaron a Maradona del Mundial de Estados Unidos por dar positivo por cocaína. Y para colmo, su entrenador no se habla con la primera figura y sienta en el banquillo al capitán y referencia espiritual de los "valors" y toda esa farfolla que adorna el discurso del Barsa.
Por si esto fuera poco, en las investigaciones sobre la FIFA que han costado la dimisión de Blatter a pocos días de su reelección, ha aparecido el nombre del Barcelona en una información que aseguraba que Qatar pagó la esponsorización del club usando de intermediario a Villar, presidente de la RFEF, sirviendo ese dinero de pago para la compra de votos para la candidatura de Qatar 2020. Y no cuento ya la repetición del aquelarre de odio a España en que el entorno político del club volvió a convertir la Final de la Copa del Rey.
En cualquier lugar del mundo, un club sumido en todos estos escándalos sufriría una presión insoportable por parte de medios de comunicación y de los aficionados en estadios rivales. Las idas y venidas a los juzgados de su presidente y principales figuras serían objeto de la máxima expectación mediática, mientras que equipos de periodistas de investigación seguirían las andanzas de Rosell en Brasil (pringado en el contrato Nike-CBF que investiga el FBI), se interesarían por la financiación del Barsa con dinero qatarí pagado a través de Villar y, ya de paso, harían reportajes de interés humano sobre las secuelas que han quedado a los jugadores mordidos por Luis Suárez.
En lugar de Rosell o Bartomeu, se habla de las "autopistas de James"
¿Y en España qué ha pasado? ¿Se ha presionado mediáticamente al Barsa? Todo lo contrario, en lugar de hablar de los delitos de los que se acusa a al ex-presidente y al presidente del Barcelona, se inventan supuestas autopistas que supuestamente construiría el presidente del Real Madrid en Colombia por el fichaje de James Rodríguez. ¿Se ha perseguido a Suárez por sus mordiscos o a Neymar por su fichaje, sus piscinazos o sus macarradas en el campo? No, se ha hecho la vida imposible a Gareth Bale, atacándole por radio, prensa y televisión, provocando que el piperío le atenace con sus pitos en el Bernabéu.
En cuanto a la máxima estrella ¿se ha presionado a Messi por sus defraudaciones, se han preguntado por qué ha pasado de deambular por el campo vomitando a correr como nunca en su carrera o se ha criticado su rebelión contra su entrenador? No, la única máxima estrella de un equipo que ha sido noticia en todos los medios y durante meses ha sido Cristiano Ronaldo y su fiesta de cumpleaños con Kevin Roldán.
Que el niño pijo malcriado, escupe directivos y acosa municipales, Piqué, atribuya el éxito del Barsa a Kevin Roldán no deja de estar próximo a la realidad, aunque no por los motivos que quiere expresar el mamarracho. El brutal acoso contra Cristiano no sólo ha servido para desestabilizarle, sino para desviar la atención de lo que se cocía en el Barcelona.
El consorcio RFEF-Barsa-Prensa
Hasta ahora las relaciones entre el Barcelona, la Federación y la prensa deportiva se intuían por indicios como las declaraciones del ex-vicepresidente Godall (el que hablaba de la incidencia de estas relaciones en lo que llamó "saldo arbitral"), de la abrumadora presencia de culés en la Selección, donde llegaron a jugar 7 titulares en el 11, o las campañas de protección de la prensa a Barsa y Federación. Precisamente estos días, en pleno escándalo FIFA, El País (no olvidemos que el clan Pujol compró los inmuebles de PRISA) dedica amplios reportajes al caso con tal cuidado de no tocar al Barsa o RFEF que llega a extremos grotescos, como hablar del contrato de Nike con la Federación Brasileña sin citar a Rosell, que fue quién lo gestó por parte de Nike, con su socio Teixeira, entonces presidente de la CBF, o a decir que la Fiscalía suiza ha llamado a declarar a implicados en la elección de Qatar 2020 sin mencionar a Angel María Villar, que es uno de los más destacados.
Prescisamente en las investigaciones de FBI y las autoridades suizas, pueden aparecer datos reveladores de estas relaciones Barsa-RFEF, como por ejemplo, qué pinta Villar de intermediario entre Qatar y el club catalán. En cuanto a la protección mediática a unos y otros, ya he hablado de ella en este blog, en la entrada "La Cosa Nostra".
Sin red
En todo caso, el Real Madrid juega sin la red de protección que el consorcio RFEF-Prensa ofrece a su Barsa y esto se acaba notando. No sólo hablo de arbitrajes, que también, sino de campañas desestabilizadoras que acaban influyendo en el rendimiento de jugadores y el equipo. Lo arriba mencionado sobre Neymar y Suárez es un ejemplo de lo que digo. Sobre todo en el caso del uruguayo, el Real Madrid simplemente no lo hubiera podido fichar, un tipo con su expediente, recién expulsado del Mundial, sólo podía jugar en un equipo con el formidable aparato mediático del Barcelona. Y esa es otra de las desventajas extradeportivas que sufre el equipo blanco.
El Real Madrid poco puede hacer contra el entramado federativo del Barcelona, mientras siga Villar, Gaspart y Sánchez Arminio seguirán machacando desde sus posiciones. Sólo cabe esperar que el capo español siga los pasos de su jefe suizo y se acabe desmontando el tinglado.
Pero en la relación con la prensa si se puede hacer algo más, no digo llamarles "basura" en su jeta como hizo Alves con Marca con total impunidad (no quiero ni pensar si llega a ser del Madrid, las campañas de acoso contra Mourinho, Diego López o Bale hubieran quedado en un par de críticas un pelín ácidas), pero sí hacer ver a los aficionados influenciables que acuden al Bernabéu quienes son estos sujetos y al servicio de quién trabajan.
El Barcelona sancionado, presidentes imputados, jugadores procesados, pero la noticia del año fueel cumpleaños de Cristiano Ronaldo y la fiesta con Kevin Roldán |
Por si esto fuera poco, en las investigaciones sobre la FIFA que han costado la dimisión de Blatter a pocos días de su reelección, ha aparecido el nombre del Barcelona en una información que aseguraba que Qatar pagó la esponsorización del club usando de intermediario a Villar, presidente de la RFEF, sirviendo ese dinero de pago para la compra de votos para la candidatura de Qatar 2020. Y no cuento ya la repetición del aquelarre de odio a España en que el entorno político del club volvió a convertir la Final de la Copa del Rey.
En cualquier lugar del mundo, un club sumido en todos estos escándalos sufriría una presión insoportable por parte de medios de comunicación y de los aficionados en estadios rivales. Las idas y venidas a los juzgados de su presidente y principales figuras serían objeto de la máxima expectación mediática, mientras que equipos de periodistas de investigación seguirían las andanzas de Rosell en Brasil (pringado en el contrato Nike-CBF que investiga el FBI), se interesarían por la financiación del Barsa con dinero qatarí pagado a través de Villar y, ya de paso, harían reportajes de interés humano sobre las secuelas que han quedado a los jugadores mordidos por Luis Suárez.
En lugar de Rosell o Bartomeu, se habla de las "autopistas de James"
¿Y en España qué ha pasado? ¿Se ha presionado mediáticamente al Barsa? Todo lo contrario, en lugar de hablar de los delitos de los que se acusa a al ex-presidente y al presidente del Barcelona, se inventan supuestas autopistas que supuestamente construiría el presidente del Real Madrid en Colombia por el fichaje de James Rodríguez. ¿Se ha perseguido a Suárez por sus mordiscos o a Neymar por su fichaje, sus piscinazos o sus macarradas en el campo? No, se ha hecho la vida imposible a Gareth Bale, atacándole por radio, prensa y televisión, provocando que el piperío le atenace con sus pitos en el Bernabéu.
En cuanto a la máxima estrella ¿se ha presionado a Messi por sus defraudaciones, se han preguntado por qué ha pasado de deambular por el campo vomitando a correr como nunca en su carrera o se ha criticado su rebelión contra su entrenador? No, la única máxima estrella de un equipo que ha sido noticia en todos los medios y durante meses ha sido Cristiano Ronaldo y su fiesta de cumpleaños con Kevin Roldán.
Que el niño pijo malcriado, escupe directivos y acosa municipales, Piqué, atribuya el éxito del Barsa a Kevin Roldán no deja de estar próximo a la realidad, aunque no por los motivos que quiere expresar el mamarracho. El brutal acoso contra Cristiano no sólo ha servido para desestabilizarle, sino para desviar la atención de lo que se cocía en el Barcelona.
El consorcio RFEF-Barsa-Prensa
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Prescisamente en las investigaciones de FBI y las autoridades suizas, pueden aparecer datos reveladores de estas relaciones Barsa-RFEF, como por ejemplo, qué pinta Villar de intermediario entre Qatar y el club catalán. En cuanto a la protección mediática a unos y otros, ya he hablado de ella en este blog, en la entrada "La Cosa Nostra".
Sin red
En todo caso, el Real Madrid juega sin la red de protección que el consorcio RFEF-Prensa ofrece a su Barsa y esto se acaba notando. No sólo hablo de arbitrajes, que también, sino de campañas desestabilizadoras que acaban influyendo en el rendimiento de jugadores y el equipo. Lo arriba mencionado sobre Neymar y Suárez es un ejemplo de lo que digo. Sobre todo en el caso del uruguayo, el Real Madrid simplemente no lo hubiera podido fichar, un tipo con su expediente, recién expulsado del Mundial, sólo podía jugar en un equipo con el formidable aparato mediático del Barcelona. Y esa es otra de las desventajas extradeportivas que sufre el equipo blanco.
El Real Madrid poco puede hacer contra el entramado federativo del Barcelona, mientras siga Villar, Gaspart y Sánchez Arminio seguirán machacando desde sus posiciones. Sólo cabe esperar que el capo español siga los pasos de su jefe suizo y se acabe desmontando el tinglado.
Pero en la relación con la prensa si se puede hacer algo más, no digo llamarles "basura" en su jeta como hizo Alves con Marca con total impunidad (no quiero ni pensar si llega a ser del Madrid, las campañas de acoso contra Mourinho, Diego López o Bale hubieran quedado en un par de críticas un pelín ácidas), pero sí hacer ver a los aficionados influenciables que acuden al Bernabéu quienes son estos sujetos y al servicio de quién trabajan.
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