Cada día es más difícil distinguir donde termina el Fútbol Club Barcelona y donde empieza el partido político. Desde que se autoproclamaron "más que un club" ha sido así, el Barcelona se ha asignado un plus que no es otra cosa que la representación del nacionalismo catalán. Ya lo dijo Jordi Pujol: "Como no nos dejan tener selecciones, el Barsa representa los valores del catalanismo..." y bla, bla, bla, todo para justificar la pasta que les entregaba la Generalidad presidida por él, igual que se la entrega la actual. Desde entonces, tal como hace un político catalán cuando le pillan con las manos en algún saco de billetes de quinientos camino de Andorra, cada vez que alguien reprocha algo al Barcelona sus dirigentes y el "entorno" se envuelven en la bandera regional y proclaman que se está agraviando a Cataluña, con lo que el incauto que osó reclamar lo más mínimo al club queda estigmatizado como "facha" e integrante de la "caverna".
Por eso se ha instalado en nuestro país un complejo que impide tratar al Barcelona como un club de fútbol como los demás y de paso obliga a demostrar lo independiente que es uno arreando de lo lindo al Real Madrid. En la prensa está claro: El que critica al Barcelona es "caverna", el que ataca al Madrid es un periodista de raza que se atreve a desafiar al poder establecido encarnado por la figura de Florentino Pérez.
Este complejo se manifiesta estos días con el asunto de las "esteladas": El que diga que le parece bien que se intente impedir en que se exhiban banderas separatistas en el Calderón queda automáticamente señalado como facha cavernario, porque lo guay es proclamar el derecho innato de los culés a convertir la Final de la Copa en un aquelarre separatista cada vez que participen. Pero lo más grave es que, a mi parecer, no hay motivo legal para impedir la exhibición de banderas, la ley antiviolencia prohíbe los medios que "fomenten o ayuden a los comportamientos violentos y terroristas" pero, desgraciadamente, en nuestro país la estelada es un símbolo perfectamente normal, tanto que en su región es bastante más aceptada que la española, como se comprobó recientemente en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, donde se exhibió una bandera estelada mientras se forcejeaba por retirar la nacional.
Y la culpa de todo es del complejo que impide llamar a las cosas por su nombre en todo lo relacionado con Cataluña y con el Fútbol Club Barcelona, porque si en lugar de los términos ambiguos que utiliza la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, fuera clara como, por ejemplo es la UEFA, no habría lugar a pitos contra el Rey, ni esteladas, ni ofensas a la mayoría de los aficionados al fútbol que llevan años soportando que se afrente impunemente a los símbolos nacionales de su país.
La UEFA no deja lugar a dudas en su artículo 14.7: "All forms of ideological, political and religious propaganda are forbidden." (Están prohibidas todas las formas de propaganda ideológica, política y religiosa). Más claro agua. ¿Por qué la RFEF no tiene una regla similar, dado que es una asociación integrante de la UEFA? De tenerla se hubiera sancionado al Barcelona la primera vez que politizaron un partido de fútbol (como hizo la UEFA multándoles por la exhibición de esteladas en la última Final de Champions) y haría muchos años que este problema estaría solucionado.
Pero ¿por qué en España no se protege al fútbol de ser parasitado por movimientos políticos como se hace a nivel europeo? Por el complejo que impide tratar al Barcelona y a Cataluña como el resto de clubes y regiones de nuestro país. Un complejo que les permite jugar con ventaja sobre los demás, también en lo deportivo. Porque al final se trata de eso, de jugar con ventaja.
En esto consiste ser más que un club |
Por eso se ha instalado en nuestro país un complejo que impide tratar al Barcelona como un club de fútbol como los demás y de paso obliga a demostrar lo independiente que es uno arreando de lo lindo al Real Madrid. En la prensa está claro: El que critica al Barcelona es "caverna", el que ataca al Madrid es un periodista de raza que se atreve a desafiar al poder establecido encarnado por la figura de Florentino Pérez.
Este complejo se manifiesta estos días con el asunto de las "esteladas": El que diga que le parece bien que se intente impedir en que se exhiban banderas separatistas en el Calderón queda automáticamente señalado como facha cavernario, porque lo guay es proclamar el derecho innato de los culés a convertir la Final de la Copa en un aquelarre separatista cada vez que participen. Pero lo más grave es que, a mi parecer, no hay motivo legal para impedir la exhibición de banderas, la ley antiviolencia prohíbe los medios que "fomenten o ayuden a los comportamientos violentos y terroristas" pero, desgraciadamente, en nuestro país la estelada es un símbolo perfectamente normal, tanto que en su región es bastante más aceptada que la española, como se comprobó recientemente en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, donde se exhibió una bandera estelada mientras se forcejeaba por retirar la nacional.
Y la culpa de todo es del complejo que impide llamar a las cosas por su nombre en todo lo relacionado con Cataluña y con el Fútbol Club Barcelona, porque si en lugar de los términos ambiguos que utiliza la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, fuera clara como, por ejemplo es la UEFA, no habría lugar a pitos contra el Rey, ni esteladas, ni ofensas a la mayoría de los aficionados al fútbol que llevan años soportando que se afrente impunemente a los símbolos nacionales de su país.
La UEFA no deja lugar a dudas en su artículo 14.7: "All forms of ideological, political and religious propaganda are forbidden." (Están prohibidas todas las formas de propaganda ideológica, política y religiosa). Más claro agua. ¿Por qué la RFEF no tiene una regla similar, dado que es una asociación integrante de la UEFA? De tenerla se hubiera sancionado al Barcelona la primera vez que politizaron un partido de fútbol (como hizo la UEFA multándoles por la exhibición de esteladas en la última Final de Champions) y haría muchos años que este problema estaría solucionado.
Pero ¿por qué en España no se protege al fútbol de ser parasitado por movimientos políticos como se hace a nivel europeo? Por el complejo que impide tratar al Barcelona y a Cataluña como el resto de clubes y regiones de nuestro país. Un complejo que les permite jugar con ventaja sobre los demás, también en lo deportivo. Porque al final se trata de eso, de jugar con ventaja.
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