Desde Di Stéfano hasta Cristiano Ronaldo, ningún jugador del Real Madrid había ganado un Balón de Oro por un año completo en el club (Figo, Ronaldo Nazario y Cannavaro los ganaron siendo jugadores del Madrid, pero en los tres casos habían jugado la primera mitad del año en otros equipos). De hecho, desde que Don Alfredo dejó el Real Madrid hasta el fichaje de Luis Figo, ningún Balón de Oro jugó en el club, cuarenta años sin un número mundial en nuestras filas, cuatro décadas sin que ningún crack de los que marcaron época vistieran nuestra camiseta. Y ahora que por fin tenemos un crack planetario que ha ganado dos Balones de Oro de blanco (tiene otro con el Manchester), los IMBÉCILES le pitan.
Durante años y años, Cruyff, Beckenbauer, Maradona, Van Basten, etc. ganaban Copas de Europa de tres en tres (salvo Maradona, que destacó principalmente en los mundiales) mientras que el Real Madrid asumía una decadencia que, salvo por la Sexta Copa de Europa ganada en el 66 y la Final perdida contra el Liverpool en el 81, le permitía aspirar como mucho a ganar Ligas en España y un par de Copas de la UEFA con la Quinta del Buitre.
Décadas en las que el Real Madrid se tenía que resignar a un papel secundario en Europa, refugiándose en los recuerdos de la época en que fue grande gracias a la figura de Don Alfredo Di Stéfano.
La inercia cambió en 1996 cuando Lorenzo Sanz llegó a la conclusión de que aquellos equipos tan del gusto de la prensa parasitaria y del pipero amante de la cantera y el jugador español, no daban para triunfar, ni siquiera en España, y fichó a Fabio Capello que puso el club del revés fichando de golpe a Mijatovich, Suker, Illgner, Roberto Carlos, Seedorf o Panucci, jugadores todos extranjeros que en dos años rompieron la maldición europea y en 1998 conquistaron la Séptima. 32 años tuvieron que pasar para que el Real Madrid volviera a ser el número 1 en Europa.
Esta es la auténtica historia del Real Madrid del siglo XX, cinco años de dominio, gracias a Di Stefano, y cuarenta de decadencia hasta que llegó a la conclusión de que sin apostar por las grandes figuras era imposible estar a la altura de los grandes equipos europeos.
El golpe de timón dado por Lorenzo Sanz, continuado y ampliado por Florentino Pérez, ha vuelto a poner al Real Madrid en la cresta de la ola mundial. Ahora es un club con altibajos, como tantos grandes, pero que ya no se siente inferior a nadie, como ocurrió durante tanto tiempo con el Ajax, Bayern, Liverpool, Milan, etc. Pero esto no gusta a la prensa, porque para estar arriba el Real Madrid tiene que tener mayoría de jugadores extranjeros entre sus filas (como en la época de Di Stefano, por cierto, cuando jugaban junto al argentino su compatriota Rial, el uruguayo Santamaría, el francés Kopa y el húngaro Puskas) jugadores que ni les invitan al Txistu ni les filtran noticias.
Y aquí quería yo llegar, el Real Madrid que puede competir con cualquier club puntero no gusta a la prensa y crean en torno a él un clima enrarecido, de crisis permanente y los IMBÉCILES, que se tragan su basura informativa, les siguen el juego, nunca están contentos y lo demuestran con sus pitidos contra las grandes figuras del equipo, pitidos dirigidos por los enemigos del Real Madrid.
Si estos IMBÉCILES, tuvieran un mínimo de criterio se darían cuenta de que estamos en un momento que el club no vivía desde hace cincuenta años y que sin figuras como Cristiano Ronaldo o Bale, volveríamos a ser un club como el Atlético actual, que puede ganar una Liga o llegar a una final de Champions, pero que fuera de nuestras fronteras están más cerca de ganar la Europa League que de aspirar a lo que los más grandes.
Eso sí, en ese caso tal vez la prensa aplaudiera al míster de turno tras una derrota como la del Cholo Simeone en Lisboa el año pasado. Y si la prensa aplaude, los IMBÉCILES se sentirían orgullos por aquello del señorío y tal.
Porque los IMBÉCILES hacen lo que les pide la prensa, en este caso pitar a Cristiano Ronaldo, no por sus gestos o porque "sólo" lleve cincuenta goles este año "desastroso" sino porque no habla con ellos. Así de simple. Y los IMBÉCILES tragan.
Durante años y años, Cruyff, Beckenbauer, Maradona, Van Basten, etc. ganaban Copas de Europa de tres en tres (salvo Maradona, que destacó principalmente en los mundiales) mientras que el Real Madrid asumía una decadencia que, salvo por la Sexta Copa de Europa ganada en el 66 y la Final perdida contra el Liverpool en el 81, le permitía aspirar como mucho a ganar Ligas en España y un par de Copas de la UEFA con la Quinta del Buitre.
Entre Di Stéfano y Cristiano , nadie ganó un Balón de Oro por una temporada completa en el RM |
Décadas en las que el Real Madrid se tenía que resignar a un papel secundario en Europa, refugiándose en los recuerdos de la época en que fue grande gracias a la figura de Don Alfredo Di Stéfano.
La inercia cambió en 1996 cuando Lorenzo Sanz llegó a la conclusión de que aquellos equipos tan del gusto de la prensa parasitaria y del pipero amante de la cantera y el jugador español, no daban para triunfar, ni siquiera en España, y fichó a Fabio Capello que puso el club del revés fichando de golpe a Mijatovich, Suker, Illgner, Roberto Carlos, Seedorf o Panucci, jugadores todos extranjeros que en dos años rompieron la maldición europea y en 1998 conquistaron la Séptima. 32 años tuvieron que pasar para que el Real Madrid volviera a ser el número 1 en Europa.
Esta es la auténtica historia del Real Madrid del siglo XX, cinco años de dominio, gracias a Di Stefano, y cuarenta de decadencia hasta que llegó a la conclusión de que sin apostar por las grandes figuras era imposible estar a la altura de los grandes equipos europeos.
El golpe de timón dado por Lorenzo Sanz, continuado y ampliado por Florentino Pérez, ha vuelto a poner al Real Madrid en la cresta de la ola mundial. Ahora es un club con altibajos, como tantos grandes, pero que ya no se siente inferior a nadie, como ocurrió durante tanto tiempo con el Ajax, Bayern, Liverpool, Milan, etc. Pero esto no gusta a la prensa, porque para estar arriba el Real Madrid tiene que tener mayoría de jugadores extranjeros entre sus filas (como en la época de Di Stefano, por cierto, cuando jugaban junto al argentino su compatriota Rial, el uruguayo Santamaría, el francés Kopa y el húngaro Puskas) jugadores que ni les invitan al Txistu ni les filtran noticias.
Y aquí quería yo llegar, el Real Madrid que puede competir con cualquier club puntero no gusta a la prensa y crean en torno a él un clima enrarecido, de crisis permanente y los IMBÉCILES, que se tragan su basura informativa, les siguen el juego, nunca están contentos y lo demuestran con sus pitidos contra las grandes figuras del equipo, pitidos dirigidos por los enemigos del Real Madrid.
Si estos IMBÉCILES, tuvieran un mínimo de criterio se darían cuenta de que estamos en un momento que el club no vivía desde hace cincuenta años y que sin figuras como Cristiano Ronaldo o Bale, volveríamos a ser un club como el Atlético actual, que puede ganar una Liga o llegar a una final de Champions, pero que fuera de nuestras fronteras están más cerca de ganar la Europa League que de aspirar a lo que los más grandes.
Eso sí, en ese caso tal vez la prensa aplaudiera al míster de turno tras una derrota como la del Cholo Simeone en Lisboa el año pasado. Y si la prensa aplaude, los IMBÉCILES se sentirían orgullos por aquello del señorío y tal.
Porque los IMBÉCILES hacen lo que les pide la prensa, en este caso pitar a Cristiano Ronaldo, no por sus gestos o porque "sólo" lleve cincuenta goles este año "desastroso" sino porque no habla con ellos. Así de simple. Y los IMBÉCILES tragan.
Comentarios
Publicar un comentario